Extracto TdP La guerra del serbio (23/09/1995) (https://elpais.com/diario/1995/09/23/opinion/811807208_850215.html)


[...] No han pasado dos horas desde que yo y los tres amigos con los que viajo hemos dejado el campo de refugiados, cuando el destino nos depara otra pequeña muestra de lo que, desde hace, tres años, es el pan cotidiano de esta Krajina liberada, conquistada y vuelta a liberar. Vamos rumbo a Knin, a través de un paisaje que sería bellísimo si, además de los prados ubérrimos y los grandes bosques románticos, no proliferaran, también, esas casas desventradas y carbonizadas y esos pueblos vacíos, pulverizados por la metralla. En una cuesta, nuestro automóvil alcanza a un camión militar y debido a la estrechez de la ruta, no puede pasarlo. Lo sigue, pegado al guardabarros. Va lleno de soldados que beben cerveza, pasándose la botella de mano en mano. Cuando advierten que nuestro vehículo lleva las siglas de ONU, nos apuntan con los fusiles y con gestos amenazantes nos invitan a rezar y a persignamos. Súbitamente, uno de ellos lanza una ráfaga de metralleta por encima del auto y es celebrado por sus compañeros con chacota. Y, cuando, al fin lo pasamos, el mismo soldado nos dispara otra ráfaga, de despedida, sacudido por las carcajadas. Éstas son diversiones relativamente inocuas de las que, según me entero en mi recorrido por las Krajinas, los liberadores croatas de la región hacen víctimas con frecuencia a los funcionarios civiles de las Naciones Unidas y de otras organizaciones internacionales que pasan por allí [... ] En Knin mismo, el panorama es menos dramático a primera vista, pues, en contra de lo que dijo la prensa, aquí no hubo resistencia ni combates. Cuando los tanques croatas entraron, casi la totalidad de los serbios, que constituían el noventa por ciento de la población, había huido. La ciudad no fue bombardeada, sólo saqueada. En las calles hay animación, vida de cafés y un comercio que contrastan con la soledad lunar y la devastación que sobrecoge los pueblos del contorno. Pero la horrible cara de la guerra asoma cuando visito las oficinas de la ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) donde se refugiaron ochocientos vecinos serbios que no tuvieron tiempo, de escapar [....] Pero lo que yo he visto en este fin de semana en las Krajinas, los veinticinco mil musulmanes 'traidores' confinados entre Miholjsko y Vojnic, las viejecitas enloquecidas de pánico y las aldeas chamuscadas de Knin y los ochocientos serbios apretujados en el local de la ACNUR, son una saludable llamada de atención contra las simplificaciones fáciles y los anatemas apresurados.