TdP Librerías y libródomos (12/01/1997) https://elpais.com/diario/1997/01/12/opinion/853023603_850215.html


"Contrariamente a lo que dicen sus detractores, acaso la de Estados Unidos sea la sociedad menos conservadora de la tierra, la que cambia más rápido, reemplazando sin muchos miramientos ni nostalgias las viejas instituciones, ideas, conductas y creencias por otras nuevas, y no siempre en razón del beneficio, aunque éste siga siendo -afortunadamente para ella- el Norte de su vida económica. La formidable movilidad de Estados Unidos, donde las fortunas individuales y empresariales se hacen y deshacen a la velocidad con que se derriban y remplazan los rascacielos de Manhattan resulta, en general, beneficiosa para el conjunto de los estadounidenses -gracias a esa capacidad de adaptación a lo nuevo del sistema, es el país desarrollado con menos desempleo y el que más oportunidades ofrece a sus pobres para dejar de serlo-, aunque, en lo particular, traiga consigo a veces algunas catástrofes. Pero, inútil hacerse ilusiones: lo que allí está sucediendo, con pocas excepciones, terminará por ocurrir en el resto del mundo, pues, hasta ahora, tanto en lo económico como en lo político y social -lo cultural es la excepción que todavía confirma la regla-, Estados Unidos, por lo menos en este siglo que termina, ha dado la pauta de la evolución de la humanidad.

Una de esas catástrofes -para quien esto escribe- es la desaparición de las librerías independientes, debido a la arrolladora competencia que les hacen las grandes cadenas o supermercados, como Dalton o Barnes & Noble, y los sistemas de venta de libros por correspondencia, que se han multiplicado de manera geométrica en los últimos años. Todavía tengo vivo y coleando el disgusto que me produjo descubrir que la librería de Scribner's, en la Quinta Avenida, ante cuyos elegantes estantes solía pasar una mañana o una tarde entera en cada visita a New York, la ocupan ahora los detestables colores unidos de Benetton. La impresión de sacrilegio fue tan grande, que, apenas desembarcado en Miami, corrí a Coral Gables a ver si algo parecido había ocurrido con otro local entrañable. No, felizmente Books & Books estaba aún allí, y mi amigo Mike Mitchell, su dueño, un librero a la vieja usanza, que lee y ama los libros, y aconseja y orienta a sus clientes, y organiza recitales, lecturas, firmas y debates de alto nivel en su hospitalario local, seguía resistiendo, sólo que ¿por cuánto tiempo más? No lo sabe, pero, en cualquier caso, morirá peleando. Ha abierto una pequeña sucursal en Miami Beach y adquirido un local contiguo, de modo que, además de humanidades en general, podrá ofrecer en el futuro, también, algo de libros técnicos. Sin embargo, sabe tan bien como yo que su profesión está en capilla y acaso morirá con él".