• El Instituto Bruno Leoni organiza el diálogo “L’esilio della libertá”, en el que participa junto con su hijo, Álvaro Vargas Llosa, en Milano.
  • Extracto TdP Roma en dos tiempos (25/03/2007)

https://elpais.com/diario/2007/03/25/opinion/1174777204_850215.html


"[...] Cuando les cuento estas anécdotas a mis nietas Josefina y Ariadna, a las que estoy mostrándoles las maravillas de Roma en estos días, advierto en sus ojos un escepticismo tenaz [...] Son los últimos días de un invierno de mentiras, caluroso y con sol. Bares y restaurantes han sacado sus mesas a las veredas y uno camina por las calles del centro literalmente entre pastas y pizzas, oyendo todas las lenguas del planeta. Yo recuerdo, en aquellos días calenturientos del verano romano, cómo a Julia y a mí se nos hacía agua la boca cada vez que pasábamos junto a una heladería o veíamos a los turistas, en las mesas de la calle, atragantándose con esos manjares indescriptibles, los helados italianos [...] A mis nietas las historias de Rómulo y Remo, amamantados por una loba, les encantan, así como las de los mártires cristianos devorados por las fieras en el Coliseo y acribillan a los guías con preguntas sobre el particular. Pero los frescos de Miguel Ángel, Botticelli y el Perugino en la Capilla Sixtina las dejan más bien frías, aterradas como están en medio de esta muchedumbre medio asfixiada en el estrecho local a la que las palmadas constantes de los celadores, imponiendo un silencio que ellos no hacen más que romper, confunde, irrita y tiene al borde de la explosión. Para entrar a San Pedro hacemos una paciente cola de casi una hora y media, pero, adentro, resulta casi imposible divisar la Pietà, de la que nos separa una espesa masa, un verdadero bosque humano compuesto, en partes iguales, por seminaristas y japoneses. Les digo que hace cincuenta años todavía era posible acercarse hasta las mismas orillas de estas estatuas y murales y quedarse allí todo el tiempo del mundo, contemplándolas [...] De todas mis anécdotas de aquel viaje la que divierte más a Ariadna y Josefina es la aventura de Ostia. Hasta parece que me la creen. Ocurrió tal cual. Fuimos a conocer Ostia y después de dar un larguísimo paseo por la playa y las casas de veraneo, entramos al restaurante que parecía más pobrecito [...]"