Extract de TdP El látigo del zorro (27/06/1999)

https://elpais.com/diario/1999/06/27/opinion/930434406_850215.html


"Por razones tanto personales como latinoamericanas, me emociona llegar a California, una tierra en que dos culturas, la inglesa y la hispánica, se tocan, y a veces confunden, en tensa coexistencia. Para algunos, el multiculturalismo en el seno de una sociedad es semilla de desavenencias y conflictos; yo creo que es la mejor riqueza de que puede preciarse un país, su llave maestra para asegurarse un lugar de vanguardia en la civilización que está gestándose […] Entre esas muchedumbres transplantadas aquí del Sur del Continente, hay dos personas que conocí muy de cerca: mis padres. Vinieron del Perú, escapando de una situación difícil. En Los Angeles debieron renunciar a la relativa comodidad de clase media en que habían vivido en su tierra natal, y empezar a rehacer su vida desde el escalón más humilde: los trabajos manuales. Ya no eran jóvenes y ambos debieron luchar con uñas y dientes para salir adelante. Durante muchos años, mi madre fue operaria en una manufactura de telas, donde conoció a sus dos mejores amigas angelinas -una mexicana y otra borinqueña-, y mi padre hizo de todo, desde lavar platos en restaurantes hasta atender pedidos en una fábrica de zapatos. Más tarde, ya viejos, ambos (que eran católicos) terminaron de guardianes de una sinagoga, en Pasadena. El duro esfuerzo no los amilanó; en Los Angeles llegaron a sentirse en casa. Para sorpresa mía, cuando mi padre murió, mi madre, a quien yo creí siempre muerta de pena por tener que vivir lejos del Perú, decidió quedarse aquí, sola, y hasta pidió la nacionalidad estadounidense, algo que en más de veinte años se había resistido a hacer. Fue un gesto simbólico, de solidaridad con la que, en sus últimos años, se había convertido en su segunda patria. Tal vez por ello nunca me he sentido un extranjero en Los Angeles, donde he estado varias veces pero nunca por más de tres o cuatro días.