Extracto TdP La frontera (31/01/1999)

https://elpais.com/diario/1999/01/31/opinion/917737211_850215.html


"[...] La pobreza es, desde luego, inmensa y, sin duda, el talón de Aquiles de su desarrollo consiste en que, al igual que en todos los países latinoamericanos cuyas economías han crecido en la última década, él beneficia sobre todo a la minoría dirigente, en tanto que llega a cuentagotas al sector empobrecido y marginado, es decir, la mayoría de la sociedad. Esto no se debe, como repiten los "perfectos idiotas", a los excesos del neo-liberalismo, sino a la timidez de las reformas liberales emprendidas en los últimos diez años, que ha dejado sin privatizar todavía un ruinoso sector público que grava con saña a los contribuyentes, a la persistencia de monopolios y trabas al mercado, y, sobre todo, a la carencia de programas destinados a permitir el acceso a la propiedad a los pobres. De todo esto hablo con mis compañeros de viaje a la frontera dominico-haitiana, el periodista y editor José Israel Cuello, que tiene a sus espaldas una larga y valiente trayectoria de resistencia a las dictaduras y es ahora un cáustico comentarista de la vida pública, y Félix García (Felito), empresario del Cibao, que se mueve como pez en el agua por esta región a la que con su optimismo y su empeño está contribuyendo a sacar del subdesarrollo. Estamos aún lejos de la frontera, pero esta comarca, cuyo paisaje ha empezado a perder la feracidad cibaeña y a erupcionarse de cactus y arbustos espinosos, está ya llena de haitianos [...] Ésta es una conversación que parece lúgubre; pero no lo es, en absoluto. Estamos en el alegre pueblo de Guayubín, rodeados de sembríos de café y de aloe (cuyos campos deshierban las cabras), dando cuenta de dos variantes de un chivo (guisado u horneado), acompañado de arroz blanco con habichuelas y tostones, y sendos vasos de cerveza helada. Los asuntos del diálogo son gravísimos; pero, como ocurre siempre aquí, y acaso en todo el Caribe, los rebaja y aligera el irreprimible humor, la chispa irónica, el gracejo restallante con que el común de los dominicanos enfrenta los desafíos de la vida. Pueblo envidiable, al que siglos de cataclismos políticos, sociales y económicos, no han quitado nunca las ganas de reír".